Ando en mis controversias
Mi amiga de mar lame mis pies con su vocación de ola,
A todo lo ancho de mí pierdo credibilidad, mi corazón pierde
valor,
¿Para que darle valor a lo inaudito de estos crepúsculos
prestados?
Ando en mis
controversias,
Un día estío, otro
aterido, otro incierto,
Soy menos de lo que ayer
amaban de más.
A mis treinta y tantos; ¿cómo esperar
que alguien me entienda?
Ni yo lo consigo,
Me avergüenzan estas elucubraciones,
Lo rebuscado de las palabras que uso en mi defensa,
Sería de mucha ayuda no haberte leído jamás maldito león
Ni haberte cantado amado Leonardo.
Soy un corazón de
caballo sabanero,
Pluma de barranquero perdida en el cortejo amoroso,
Vacante sátira,
alevoso y truhan impostor de la palabra.
Nada mío,
Todo robado.
Ajeno en cuerpo y alma a estas circunstancias
Que me aferran una vez más a lo irrefutable.
Yo en lo más profundo de mi sacramental pérdida,
Yo en parte culpable,
En parte santo,
En el todo perdido.
Amén de mi más reciente patraña
Exultado en el averno de este dulce cáliz
Que no aparto.
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