Cuentecillo
Era el sueño del arlequín, no el mío.
Que a a mi esas huestes no me quedan
Mi batalla es menos pretenciosa -dijo el pequeño
Mientras balanceaba sus pies sobre la tarde-
Era el sueño de un amigo que está arto de su mujer ,
Y se sentía mal, pues la culpa fue su enseñanza favorita,
Yo sólo le dije, que aquel que no esté cansado de su mujer
Arroje la primera piedra.
Y al decirlo Juanita pasó en bicicleta por el andén de enfrente
Y me miró con cierta sinceridad que sentí revoloteo de pájaros en la frente
Y ganas de morderme la lengua y de esconder la mano.
Mi amigo pensó en su Cristo interno y la hematohidrosis se hizo presente,
El es creyente de amores eternos y purgas perpetuas, el es así, y su papá también lo fue y el padre de su padre y todos los ancestros y desde el en adelante sentenciados los que habrán de venir.
.
Yo cansado de la tarde de aguaceros
Me dispongo ataviado de ruana y circunstancias
A caminar de frente al olvido
Con mi memoria intacta y las huesos de la piel
Humectados de aloe vera y mejorana.
Después de mi no habrá más muerte que mi silencio
Y más olvido que mi sonrisa
Vapuleando la tremenda hojarasca de serios
Tripulantes del miedo...
Yo capitán al mando de mi nefasta
Soledad de burdel.
Y a mi amigo le propuse que nos viéramos
En el bar de la esquina dentro de treinta
Años, cuando crezca un poco
Y haya salido varias veces con Juanita
Así la experiencia me permitirá
Juntar palabras para saber que decirle
Y no jugar al Cuentecillo inconcluso.
Pedaleando con fuerza mi triciclo
Me Alejo de los sueños ajenos.
Carlos Andrés Restrepo Espinosa
Jericó 24 de diciembre de 2013
Era el sueño del arlequín, no el mío.
Que a a mi esas huestes no me quedan
Mi batalla es menos pretenciosa -dijo el pequeño
Mientras balanceaba sus pies sobre la tarde-
Era el sueño de un amigo que está arto de su mujer ,
Y se sentía mal, pues la culpa fue su enseñanza favorita,
Yo sólo le dije, que aquel que no esté cansado de su mujer
Arroje la primera piedra.
Y al decirlo Juanita pasó en bicicleta por el andén de enfrente
Y me miró con cierta sinceridad que sentí revoloteo de pájaros en la frente
Y ganas de morderme la lengua y de esconder la mano.
Mi amigo pensó en su Cristo interno y la hematohidrosis se hizo presente,
El es creyente de amores eternos y purgas perpetuas, el es así, y su papá también lo fue y el padre de su padre y todos los ancestros y desde el en adelante sentenciados los que habrán de venir.
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Yo cansado de la tarde de aguaceros
Me dispongo ataviado de ruana y circunstancias
A caminar de frente al olvido
Con mi memoria intacta y las huesos de la piel
Humectados de aloe vera y mejorana.
Después de mi no habrá más muerte que mi silencio
Y más olvido que mi sonrisa
Vapuleando la tremenda hojarasca de serios
Tripulantes del miedo...
Yo capitán al mando de mi nefasta
Soledad de burdel.
Y a mi amigo le propuse que nos viéramos
En el bar de la esquina dentro de treinta
Años, cuando crezca un poco
Y haya salido varias veces con Juanita
Así la experiencia me permitirá
Juntar palabras para saber que decirle
Y no jugar al Cuentecillo inconcluso.
Pedaleando con fuerza mi triciclo
Me Alejo de los sueños ajenos.
Carlos Andrés Restrepo Espinosa
Jericó 24 de diciembre de 2013