lunes, 12 de febrero de 2024

LA VIDA EN ROSA

- ¿Cómo le parece pues la propaganda que nos montaron aquí? - Me dijo el burro carretillero del pueblo mientras señalaba con sus labios en forma de trompeta la librería gigante con pasarelas que invadía el espacio público de la plaza, - Ahora bendito sea mi Dios, me voy a quedar sin trabajo todo el fin de semana, y quién sabe hasta cuándo, porque desde el martes nos tienen sin poder arrimar a la plaza. ¿Será que usted me puede dar cualquier ayudita? Porque esta gente ni siquiera piensa en nosotros, muy duro, muy duro; esa propaganda nos quita mucho a nosotros, no me dio tiempo de reaccionar -. El burro se alejó frunciendo el ceño de su frente tostada por el sol de estas montañas que ha carreteado a diario y batiendo sus fuertes y largos brazos en señal de desaprobación.

Me quedé pensando: Este de burro no tiene nada, no podría encontrar mejor manera para definir el conjunto de artificios que se habían apoderado de su sitio de trabajo y a mí que no logra convencerme ningún festival que se venda como incluyente, pese a que me he permitido participar de algunas de sus puestas en escena, que no han logrado movilizar en mi mayor emoción que la decepción, me motivó esta reflexión. Esto no es cultura, esto es el mercado del arte, la literatura de consumo y por tanto la única manera de entenderlo es desde la publicidad, por eso todo lo que vemos es una propaganda que se camufla en el discurso de la cultura y de la educación, pero que el balance final es de cuantos almuerzos se vendieron en los restaurantes, cuántas camas se ocuparon y cuantas personas asistieron a los eventos, mucho ruido, pero yo que soy de aquí y que también he sido de allá, no veo a los jericoanos participando de nada, ni como asistentes, ni como ponentes, ni como artistas, y eso que dizque es un pueblo donde pululan los artistas como semillas del diente de león.  Me aventuro en una conjetura, Jericó es solo la locación para un ejercicio básico de la hiperrealidad y me apoyo en Umberto Eco que dice en la estrategia de la ilusión que “…para hablar de cosas que se quiere connotar como verdaderas, esas cosas deben parecer verdaderas. El “todo verdadero” se identifica con el “todo falso”. La irrealidad absoluta se ofrece como presencia real…”. Así todo se presenta hermoso ante las miradas de los visitantes y las que se asoman a través de las pantallas de televisores y dispositivos móviles que captan las cámaras amaestradas por ojos especializados en el trueque del signo por la cosa, sustituyendo así, lo obvio por lo aparente y conformándose con el calco o su duplicación como si fuera el espacio real.

La emoción estética es reemplazada por la experiencia, “Ven y vive la experiencia” dicen los anuncios; la experiencia es un producto al que debes llegar a través de narrativas de consumo y las narrativas se establecen en la necesidad de conversar ¿Qué mejor escenario para vender que aquel que se funda en las conversaciones?

No tienes que leer, ven y escucha al que escribió y al que leyó en una amena conversación que de seguro no vas a entender, pero que te hará lucir muy bien, toda narrativa entraña una ilusión y toda ilusión necesita de su propaganda, se venden ilusiones productos en su mayoría efímeros y entre más fugaces, mayor necesidad de propaganda para que el cliente no perciba la conclusión sino la prosecución de esa ilusión más allá de los escenarios cuando estos se desmonten para ser utilizados en otro lugar.

Las ferias al igual que los festivales son eventos de mercadeo, donde todo se vende con la ilusión de que todo es gratis y de acceso público, es tal la ilusión que la exclusión y la discriminación social pasan desapercibidas, todo es color de rosa, muy tiesos y majos transitan los turistas intelectuales adictos al olor a libro y al roce social.

El arte y la cultura fueron superados por la ilusión del turismo, las casas de la cultura ahora son agencias turísticas donde el objetivo no es la preservación de un patrimonio intangible, sino un proyecto de manejo de masas de cualquier índole que visitan pueblos y lugares sin un objetivo, simplemente el de visitar. Alguien se ha preguntado ¿A qué vienen realmente los turistas a Jericó? El turismo ahora es la cultura y la cultura es el turismo emancipado de un objeto o un objetivo emocional estético y sensorial, donde ya la experiencia que se le vende al sujeto como observador es simplemente una experiencia logística más no sensitiva, con una propaganda muy bien consolidada y ante eso ¿Qué hacer? Sabrá el burro.



Carlos Andrés Restrepo Espinosa


MIRAR DE FRENTE

  -No mires con disimulo, mira fijamente - aconseja Gurdjieff a su hija. Desde pequeño escuché decir que los ojos son el espejo del alma, ...