viernes, 10 de octubre de 2014

INCORDIO

Corazoncito de hule,
medroso,
habitaciódónde todo lo que entra 
desaparece.

Cobarde ante el influjo
de mi voraz beso,
Niña timorata
Te administra.

Corazón pusilánime,
que sabiendo de mi amor
sus sinsabores,
elige el sabor,
de lo posible.

Yo quemo y eso es todo.
Estoy vacunado
contra los infartos
Y eso es nada.

Corazón medroso,
podría abandonar
la pulsión
de mi última
diastole.
por verte correr
Junto a mi.

Pero te alejas
fatigado y jadeante
con tus veinte años

de rezongos
a cuestas
y sin heridas
en el costado.

Andrés Restrepo

MIRAR DE FRENTE

  -No mires con disimulo, mira fijamente - aconseja Gurdjieff a su hija. Desde pequeño escuché decir que los ojos son el espejo del alma, ...