miércoles, 23 de junio de 2021

DECALOGO DEL BIEN-VEN-IDO

 

I

Jugando al anti poeta.

Tu boca pequeña se enciende en mí beso,

por solidaridad mi sabia sana la aridez de tus labios.

Mi historia te sigue buscando desde la madrugada

en qué te fuiste cuando el sol estaba por salir.

Tu boca inquieta me sigue besando
Y éste mundo se acaba,
fue un único presente y aunque con Nicanor brindé por el mañana,

siempre supe que es lo que menos ofrecías.

Tu boca imaginada borró la que dibujé sobre tu boca ajena para que mí beso fuera exclusivo y ya vez el hombrecito imaginario fui yo.

Fijé tu nombre en mis labios
Y no hay lugar en qué mis palabras no te encuentren.

 

II

¿Qué?

Me miras detenidamente
Con la profundidad de los que por vez primera miran el mar.
Me miras y provocas oleadas de ardor en mí plexo.

Me miras con la contundencia del que sabe que desea pero no quiere comprometerse.

Entre tus ojos Saturno acomoda sus colores y danzan un par de estrellas fugaces, yo pido dos deseos.

Me miras y no alcanzo a diferenciar dónde empiezan tus ojos, dónde acaban los míos.

Me miras y de repente sé que no me ves, que soy yo el que te está viendo, cuando sorpresivamente me dices:  ¿Qué? 

 

III

Somos idénticos pero nuestras ideas son distintas, he querido civilizar la pérdida, elevar a una conciencia cósmica los motivos por los que ya tu tiempo no coincide con el mío aunque tenemos el mismo reloj en la mesita de noche.

Hoy envejecí tres años, un gato murió y nacieron diez colibrís.
Tu idea de la vida es ignorar el tiempo, mi idea del tiempo es qué no se puede ignorar la vida, somos idénticos pero ya no coinciden nuestros granos de arena en la misma caída.

Me motiva la idea de morir para no quedarme quieto, por eso he conseguido algunas cosas y ahora aprendo que todas se pueden perder.

Somos idénticos, sólo qué yo más frágil, por tanto efímero.

Tu duermes toda la mañana como si fueras eterna.

Somos idénticos pero no los mismos, así que nada de civilización,

no hay conciencia cósmica, sólo nos puede salvar la guerra.

 

IV

De ti depende y eso lo tengo claro
Que esta noche sea novedosa.
De mi depende y eso lo sabes, qué el sortilegio  de mis sonetos te seduzcan al punto de quemar tus naves al llegar a la orilla de mi cama.

Perdidos en los pliegues de las sábanas depende de los dos no ocuparnos del bloque de búsqueda qué se moviliza en la periferia  de la alcoba diminuta qué en el brillo de tus ojos cabe.

Atentos a no crear expectativas, lo negamos todo y al mismo tiempo nos tratamos con tal dulzura que las abejas sobrevuelan nuestra conversación, nos añoramos sin soltarnos de la mano.

Estamos llenos de motivos para no tenernos, consecuentes con la historia que no queremos construir, advertido de no ser el motivo de tú más reciente acrobacia amorosa, y notificada tú de mí desinterés por todo lo qué no te interesa dar.

Nos besamos, insensatos que se tienen y se niegan,

amorosos qué se necesitan y se silencian.

 

V

El amor volverá
Salvaje y tierno
Genuino en sus ardores
volverá y ordenará con sus rituales la vida
alebrestando mi corazón como el nido de azulejos que se guinda a los primeros rayos de la aurora.

El amor volverá y traerá juventud por contagio o por convicción o por terquedad, pero volverá con sus aleteos y picardías.

El amor volverá pese a la bruma, al pesimismo, a los miedos y las dudas.

Volverá y las canciones y los poemas volverán a coincidir de idéntica forma a cuando no estaba.

Volverá sin garantías, para recordar que nada nos pertenece, qué la fidelidad como dijo Allen, sólo existe en los equipos de sonido, que la honestidad sólo ocurre por conveniencia, que enamorarse es un fraude que se construye en compañía, el volverá para recordarnos que somos efímeros y que al final del viaje sólo queda el cansancio, la desilusión y la tremenda lucidez que hace sabios a los que aprenden a descreer.

El amor volverá y una vez más si no estamos alertas seremos su presa.

 

VI

Ella no es mía
Yo no soy de ella
Se presta para mí
Y su boca viene a mi encuentro
Yo me doy a ella y me refugio
En la hojarasca de su sexo.
Ella es de ella y sus deleites
Yo soy mío y de mis complejos
Laboratorios de ensueños.
Ella le pertenece a otro
Yo me pertenezco a mí mismo.
Qué libertad tan exquisita nos tiene esclavizados. 

 

VII

El destino tiene una ruta.
Creímos en sus variables
Por culpa de la bruma y de los azahares que nos embriagaron cuando de la mano parecíamos caminar.

El resplandor de la aurora vino cada mañana a recordarlo, pero estaba tan lleno de ilusión que no advertí que tú no estabas desde que dijiste estar.

La rosa se marchitó a la semana del primer beso y la sepulté dentro del inventario de Benedetti, junto a no te salves ahora, con la esperanza de inmortalizar el amor qué ahora lloro.

El destino dictó mí ruta y la soledad me apuró, no quería asumir la broma de mi realidad, aleccionado al fin, superada la angustia, la desilusión finalmente me hizo mucho bien.

 

VIII

 

A sangre fría me dijiste qué me amabas sólo por esta noche.
Y aquí estoy estirando los minutos con todo lo impuro que puedo ser.
Busco atajos en tu piel para alcanzar a recorrer tus cicatrices y en la pared el reflejo de tu sombra se me antoja parecida a lucifer.

Pienso en secuestrarte cuando llegue la aurora, afino mi puntería y te disparo con un verso de rodillas y termino hiriéndome yo mismo, tú ilesa, sin mírame sonríes y el reloj en la pared qué está sin pilas me aturde con su estático tic tac.

Te trato mal para ver si te quedas, no te prometo nada con la intención de que me ames, asumo la actitud estoica qué tanto esperas de mí y extraviado entre el nunca y el cuándo me descubro tan cándido que me aventuro a contrariar al porvenir.

Hago un conjuro para no desvanecerme entre el presente y el mañana, para que el gato no se vaya a dormir, para qué la noche se prolongue en las cortinas y no haya más luz que la de tu cuerpo entre mis manos, y de repente ya es hoy por la mañana y aún sigues dormida en la heladera, dónde con tu sangre fría sueñas que estás lejos de mí.

 

IX

Junto a Chinoy ya no invocaremos más a Klara en las mañanas, el domingo seguirá siendo el soporte de otros altares y otros tributos,  mi colchón del trapecismo servirá para matar otro egoísmo, el tuyo ya tiene lagañas de otras miradas, quizás de otros llantos.

Otra canción acudirá mis cuerdas, otra fruición mis días y otro dulzor mis labios.

Darás la vuelta al sol durante mil años sin descubrir un cielo qué iguale al qué pinté para ti en palabras con una crayola azul en la servilleta de un café.

Acostumbrado a no tenerte desde qué eras mía, hace más fácil asimilar qué ya no tienes tiempo para ignorarme.

 

X

Aviso

Estoy buscando con quién soñar, qué sea de buenos modos, joven o por lo menos fresca, honrada en amores y digna del poema de mis labios, puede ser una cualquiera, ojalá sea una cualquiera, y que sepa de la fatiga de mis pies que tanto han escalado para derrumbarse y que además no le den miedo los contagios porque tengo todos los males influenciando mi bienestar, si conoces de alguien no le des mi dirección, dile que al igual que Sabina vivo en la calle melancolía, si es la indicada, sabrá llegar. 

 

Carlos Andrés Restrepo Espinosa

MIRAR DE FRENTE

  -No mires con disimulo, mira fijamente - aconseja Gurdjieff a su hija. Desde pequeño escuché decir que los ojos son el espejo del alma, ...