SENTENCIA
Perece que todo mira, oye y conversa, te veo en todos los rostros (y no es mi único problema este subterfugio poético); la verdad es que mi naturaleza requiere de un zoológico para mis costumbres transfiguradas.
En la noche eres una estrella y en el día una nube mutante ora flor, ora rinoceronte, luego perrito y después un no sé qué…
...pero te quiero.
Quiero que sepas de mi amor sus mansedumbres y de mi olvido sus requerimientos técnicos, ahora que te alejas por el piano saltando las teclas negras, caminando tan natural como la conjunción de grados que dejas a tu paso, te digo que mis asuntos son tan serios que me dan risa. Aunque no pienses en mí sigo existiendo.
Y si no acercaste tu fuego yo desde siempre he ardido no para la combustión de sueños inútiles sino para mi reserva personal de luz.
El consuelo de todos modos se me antoja en tus brazos cuando la luna se va a prometerle quimeras a los del otro lado.
Que trabajo me cuesta inventarte, quererte y dejarte para poder llorar.
Carlos Andrés Restrepo