miércoles, 16 de julio de 2008

ANGUSTIA DE DOMINGO EN LA TARDE





LO SIMPLE


Un castaño atrapa en sus ramas la tarde líquida, multiplicando la luz en diminutos senos que saltan y van a estrellarse en la frente de los devotos domingueros que salen de misa de tres y media con el alma recién planchadita y ungida de incienso.


Lo simple es un domingo sin algodón de azúcar –me digo- sentado en el parque viendo pasar la vida en pantalones cortos, exhibiendo sus piernas de jovencita llevando a cabestro un perro negro.


Lo simple es el beso de una mujer que no se ama o la llegada de quien se espera en la oscuridad; quede claro que estoy triste, solo, provocándome lo simple con el fin de atraparlo en las palabras que pronuncio.


Hablar de lo simple es tan simple que no se sabe qué hablar, lo simple es lo que no provoca admiración ni detenimiento. Un crítico de arte dijo que lo simple es lo que no genera asombro y sin embargo la presencia de lo simple nos enseña que existe el sabor, el sello de clase, la depuración.


“Mi novio es un simplorete”, decía Marcela, porque nunca le dio flores, ni chocolates, mucho menos le escribió un poema; pero ella lo amaba de tal manera que se casó con él, lo que quiere decir que lo simple también se puede amar y elegir para siempre en nuestra vida.


Lo simple es el sancocho de Otilia cuando lo hace de mal genio, quiero decir que lo simple también puede ser la respuesta de algo que se hace sin amor (de papilas gustativas hablando).


La muerte puede ser el simple propósito de la vida, que en sí misma es lo simple sucediendo interminable…


Todo el domingo es ahora simplemente un recuerdo, un reguero de hojas secas, un helado que se derrite en el andén, un abuelo cansino que languidece frente al televisor; lo simple es desvelarse en la noche, un tinto con uno de azúcar, una sonrisa sin dientes, una película Colombiana, una canción de Pablo Gallinazo, una mermelada de arena, el saludo de una exnovia.

El castaño amargo me mira y me dice: yo no existo ni la tarde habita mis ramas, soy el deseo de lo simple que me requiere para hallar su esencia; entonces me levanto y abandono el parque.


Lo simple es una banca cuando uno no está…



Medellín

07-Nov-1999

Carlos Andrés Restrepo Espinosa

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