martes, 26 de agosto de 2008

EPISTOLA















SENTENCIA

Me obligas a trabajar más de lo acostumbrado para poder descansar mi ofertorio en tu hogar, me obligas a soportar los flagelos en la espalda que da el juicio y las buenas costumbres.

Perece que todo mira, oye y conversa, te veo en todos los rostros (y no es mi único problema este subterfugio poético); la verdad es que mi naturaleza requiere de un zoológico para mis costumbres transfiguradas.

En la noche eres una estrella y en el día una nube mutante ora flor, ora rinoceronte, luego perrito y después un no sé qué…

...pero te quiero.

Quiero que sepas de mi amor sus mansedumbres y de mi olvido sus requerimientos técnicos, ahora que te alejas por el piano saltando las teclas negras, caminando tan natural como la conjunción de grados que dejas a tu paso, te digo que mis asuntos son tan serios que me dan risa. Aunque no pienses en mí sigo existiendo.

Y si no acercaste tu fuego yo desde siempre he ardido no para la combustión de sueños inútiles sino para mi reserva personal de luz.

El consuelo de todos modos se me antoja en tus brazos cuando la luna se va a prometerle quimeras a los del otro lado.


Que trabajo me cuesta inventarte, quererte y dejarte para poder llorar.


Carlos Andrés Restrepo

2 comentarios:

  1. a veces lo que escribes dice mas de ti que lo que cuentas. que buen registro, me gusta mucho leer lo que escribes aunque haya palabras y oraciones que no entiendo, pero en esas dudas se entiende uno

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  2. Igual me pasa a mí, cuando leo lo que escribo no entiendo un carajo o debe ser que me hago el de la oreja mocha o la vista gorda, (expresiónes que tampoco entiendo) debe ser que es mi forma de evadirme.

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