miércoles, 7 de mayo de 2008

CAMINOS





LAS MEMORIAS DE MAÑITAS


SUMARIO

En esta tetralogía se plasman las memorias del encuentro de Vigías de Paz, creadas a partir de las vivencias de cada uno de los grupos participantes, queda aquí a modo de cuento lo que se no se dijo, qué se vio, lo que a hurtadillas se escuchó, lo pensado y supuesto, lo reído y también lo llorado. Se amalgaman palabras textuales de algunos de los protagonistas con la feliz posibilidad de la ficción que el descubrimiento del ser humano otorga a nuestros imaginarios.

Si tuviéramos el mapa de Colombia levantado diríamos que el amazonas son sus pies, Antioquia con Cundinamarca el corazón y San Andrés, Providencia y Santa Catalina su conciencia, su alfa prima.

Esa idea de habitar el país nos compromete a ir más allá de la región, porque todos tenemos que ser al mismo tiempo sendero, corazón y conciencia.



ABSTRACT

In this tetra-logia, the memories of the encounter of Peace keepers are moulded. Created from the experiences of each one of the group participants, it is here where remains what was not said, what it was seen, what it was furtively heard, what it was thought, assumed, laughed and also cried. Textual words of some of the main characters get mixed with the happy possibility of fiction and, originated in the human finding, carving their way to our imaginary thoughts. If we had the compiled map of Colombia we would say that the Amazons is its feet, Antioquia and Cundinamarca are its heart; San Andres, Providence and Santa Catalina its conscience, its prime alpha. That idea of inhabiting the country engages us to go beyond, because all we at the same time must be footpath, heart and conscience.



MÁMBE QUE RICO EL MÁMBE


“…Es hora de vivir, con otras costumbres, otros aires surcando el laberinto donde se hacen lo sueños, es hora de vivir otra cultura para que la mía no me engañe más, debo saber con quien debo aprender…”


Walter deja caer su ceja izquierda en señal de aprobación, pide un trago de ron y de una bocanada llena sus pulmones de piel roja, sobre la mesa escribe una canción, y dice la noche es buena, la ciudad tiene unos ruidos distintos que le gustaría grabar para llevar a la selva, hay una velocidad que el sabe que los suyos no conocen, afuera la ciudad responde (porque cuando el mámbe está presente todo ocurre) y nos regala una explosión; una bomba, tal vez le hizo cosquillas a algún político, ahora estará sacudiéndose la pólvora ó los vidrios de su solapa, nosotros adentro seguimos estableciendo un puente entre los abuelos y la cultura accidental (n+mairama).

Walter aprovecha la interrupción y requinta el mámbe en su boca y con los labios apretados para que no se derrame continúa; me gustaría además grabar con mi cámara de vídeo muchas imágenes de lo que es la vida aquí pues para mis hermanos del amazonas hacer video implica no dejarle a Barny la labor que tiene que hacer el anciano de la comunidad, nosotros manejamos lo audiovisual porque siempre hemos manejado la comunicación; la vida nos enseña responsabilidades y el compromiso es asumirlas, somos artistas de manejar un pueblo, somos formadores desde el mámbe.


El mámbe son dos mujeres la vanidosa es la de abajo y la verdadera es la de arriba; una se lleva a la nariz para enceguecer la vida, la otra va a la boca para alimentar el cuerpo y dar claridad al alma, el mambe es como una grabadora a través de el recibes toda la información de lo que necesitarás a futuro.

Después de rodear un poco Walter deja sobre la mesa un frasco de nescafé lleno de un polvillo verde y dice: -hágale mámbée-, pero ¿cómo?, es sencillo tome con la cucharita un poco y llévelo a la boca incline la cabeza y deje caer el polvillo dentro del cachete y haga una bolita y siga viviendo como si nada, respire, hable, pase saliva a ratos y deje que él mismo empieza a fluir en usted, no se preocupe por más que si espera cambios no se dará cuenta cuando ocurran, el mámbe es trascendencia es entrar en el cauce, es ir de igual manera pero atento de quien va al lado y ¿quién va al lado? Los mismos de siempre solo que ahora usted se dará cuenta que sus ancestros lo guían, lo protegen porque usted no es diferente de nosotros, no somos regiones somos totalidad, la patria es totalidad y si descubriéramos nuestro territorio seriamos el todo, pero tenemos miedo de perder nuestras diferencias; en ellas se sostiene nuestro idealismos vano de diversidad.


Casia dormita en el sofá, es la mujer de Walter, ha visto mucha televisión, la calle le sorprende, no imaginó que la ciudad fuera tan grande pero tampoco su asombro le llena de abismos, ante tanta forma grande baja la mirada sobre la magnificencia del tejido que siempre lleva entramado entre sus dedos y en el que está contando su vida y las vidas de aquellos que ha visto, le han contado ó imaginado, en la tranquilidad de su rostro la humedad de su tierra sonríe y sugiere asombros mayores a mi inquieta alma que parece conocerle desde siempre; por virtud del mámbe que encalambra la lengua y despierta el respeto por la acción del otro, además tranquiliza la costumbre de hablar más de la cuenta.


No enseñar sin que nadie te pregunte, no dar una opinión sin que nadie te la pida, ¿si uno mismo se hace la vida imposible como espera que otro lo salve?, para aprender es necesario querer aprender y encontrar quien enseñe, hay que saber hallar al maestro, docente, -dos-entes-: uno que enseña y uno que aprende; entonces enséñame la arquitectura de tu abrazo, el trazo de tu palabra, la unidad de tu fe, quiero menos certezas de vida y más despertares de estas muertes que nos inventan para dejarnos inmóviles.


Tengo las manos pintadas con Jagua, la jagua me protege no permite que entren cosas malas y deja salir lo mejor, mis manos no están manchadas, comprobé que sí protege cuando alguien hoy no me quiso dar la mano por que estaba sucio, cuando alcé la vista y vi sus ojos me di cuenta que era esa persona la que estaba sucia, no entendía porqué los hombres del manguaré tenían los dientes verdes, una visión muy española de ver al otro: “Ahí viene la Mora de dientes verdes”, ahí van Alfonso Walter, aquel, el otro, zutano, mengano, con los dientes verdes y no van a llevarse los niños ni a devastar la cultura van inmersos dentro de otros siendo los mismos, van delatando su felicidad, van a la chagra a realizar su siembra, van a la vida ya que no hay nada más que hacer, van ganando por que no hay que perder; ellos sin el mámbe no son nada, nosotros sin dinero no somos nada.


La habitación desapareció, todo puede desaparecer, de hecho nada existió en ningún momento, todo se inventó y se transformo a su tiempo, nada se queda, el mámbe es la vivencia en el aquí, ahora ya no es más que el recuerdo, el recuerdo puede permanecer, es nuestra forma de congelar el tiempo; las cosas que nos hicieron felices y no alcanzamos a tanta dicha, lo que fue triste y duró una lagrima, lo que liberó no tiene por que dar alas, la libertad es solo un indicio no un estado, el amor no es un lugar es una condición, el almidón de yuca significa el principio masculino que engendra y da vida y lo femenino es la vasija donde se forma, hombre sin mujer no es hombre, mujer sin hombre no es mujer, no hay unidad. Todos somos presencia pero la ausencia existe, viene después, es la encargada de construir ensueños, es la encargada de hacer amanecer la palabra porqué alguien debe contar a quien venga luego que un día fuimos lo que somos; que mientras el mámbe habla el hombre no se levanta ni se duerme.


Amanece, el mámbe se ha disuelto, ahora viaja, es parte de lo que soy y un poco más; porque él va a lugares que ni sabía pertenecían a mí ser, él despierta mi voz y alebresta mi danza voy a la maloca entro en el movimiento y canto mientras el universo converge todo en estas palabras que fluyen como la lluvia llueve.

Daicure daicur+ (bis)
Dane ñillerire dane ar+
Daicure daicur+
Daicure daicur+ (bis)
Ñ+llero buinaima nanoo iyaco
Nacedo ñ+lleriren+

Daicure daicur+ (bis)
Benona fuir+na +n+d+ ca+
Ra+ñoll+ n+llero rajo buina+za+n+
A jiolla daicure daicur+ (bis)


Canto de conjuro, de trasformación, ser la gota de rocío que esta en la mañana y que el sol señala en medio de todo como una planta medicinal para los ojos, para quien mira y ve: Daicure, Daicure.


LA FEIJOA


Sabemos a guayaba, nuestros labios guardan en sus comisuras la herencia de los mejores sabores del mundo, saben comunicarlo, diferencian lo bueno de lo más bueno, saben que cada verdor trae su dulce específico y que el amarillo no siempre es ácido.

Sabemos a lo que sabemos, aquí las bocas construyen palabras pero sobre todo sabores, hablamos con cierto dulzor al punto que el día en que no lo hacemos nuestras voces resultan tan simples que no trascienden en nada.

Labios de durazno, piel de sandía, manos de mango, ojos de ciruela, vientre de mandarina, corazón de Feijoa.

La feijoa en otros lugares es muy religiosa le dicen Fraijoa, de la congregación de las santas frutas sanadoras; tener el corazón de Fraijoa es tener una casa sin puertas, una casa donde todos pueden entrar sin perder de vista el antes y regocijarse en el después.


Cuando alguien tiene el corazón de Fraijoa no piensa en si mismo, todo el tiempo está pensado en trasformarse para el servicio del otro, por eso donde crece esta frutilla los hombres la convierten en vino, dulces, galletas, perfumes, bebidas aromáticas, esencias, y remedios, de esta manera aquellos que su corazón es de limón, maracuyá ó manzana; tienen la oportunidad de equilibrar sus ausencias de dulzor dando a su vida nuevas sensaciones.


También se puede acudir a un intercambio de besos sobre todo en las mañanas que es cuando el rocío despierta las mejores mieles de nosotros frutas, otros acuden al intercambio de historias solo porque cada palabra tiene un olor y sabor que las caracteriza y en si misma lleva a otras historias, un cuento por ejemplo puede tener mil palabras y en cada palabra pueden haber infinidad de sabores y cada uno con sus respectivas sensaciones que facilitan otras tantas emociones, por eso aquí nos gusta escuchar al otro y el otro es feliz escuchando, en cada encuentro salimos cargados de tantas frutas como historias, tantas identidades como individualidades, tantos sabores que adormecen lo simple de nuestras costumbres.




Nosotros también sabemos que no solo es el sabor lo que importa también están las propiedades curativas de la palabra, ¿de qué sirve una dulce boca que cuenta dulces cuentos si esas palabras no alcanzan la estatura de la ilusión?, ¿si no conducen a ningún lugar distinto, si no hacen que emerja la necesidad de nuevas tierras donde cosecharnos como nuevas frutas para nuevas bocas?


Sabemos lo que sabemos por obra de nuestras búsquedas, un día decidimos salir y en cada encuentro permitido hemos dado más con nosotros mismos, por eso es bueno alegrarse de alegría en los brazos de una morena ó marearse al vaivén de sus movimientos; que además del sabor a coco de su boca tiene un ritual de tamboras en su cadera, vital llenar la noche de estridencias competir con el canto del Jazmín hasta despertar a los vecinos que duermen en plena vida, fascinante huir en la oscuridad del día para entregar un recado de amor, tomar una mano, beber una mirada, paladear un verso. Pero sobre todo es necesario llorar cuando uno se aleja, cuando cada quien a pesar de la mixtura lograda termina yendo a su lugar respectivo llevándose todo lo que nos dejamos saber, llorar mientras el Indígena habla, al tiempo que la isleña acaricia, en tanto el blanco se aferra a su soledad, y ver como la noche se acorta y el día emplaza esas dichas, llorar la fragilidad de nuestras luchas tan solos y tan lejanos, llorar porque los hombres que no lloran no son hombres ante las mujeres que consuelan y ante los amigos que abrigan.


Llorar la fragilidad de esas lágrimas, gotas de rocío que traen augurios, que humectan los campos donde se fundan nuevas siembras, llorar y después reír porque nuestro corazón es de fraijoa y debemos escanciar su vino en el odre que lo necesite.


COMFORT YE MY PEOPLE


En Getsemaní se escucha una voz de soprano rebotando en las paredes, ululando sobre los tejidos de un indígena sin nombre, rompiendo su registro por que éste no es clima para tan altivo ámbito, en Getsemaní se come cinco veces al día aunque no se tenga hambre, se reúnen los hombres discuten la contradicción de sus culturas, cualquiera puede ser oficiante de suculentos temas mas tarde asfixiante tramador de un nuevo nudo gordiano.

Getsemaní; -lagar de aceite- comienzo de un comienzo, habitaciones que no son habitadas, nadie duerme, la vigilia prima, los insomnes pueblan la noche con sus caprichos propios con sus bullicios colectivos.


Cuéntame una canción, entóname un cuento quiero saber de donde vienes, por qué te pintas las manos, que dices cuando danzas, ¿por que hueles a selva tropical, yo a Pachulí y ella a Rexona? ¿Por qué mientras hablas los efluvios del mámbe se vienen a mi cara y un fastidio exótico me tranquiliza?


Tuntún. Tuntunea, menea, conversa, compara, comparsa, comparte, encanta.

La soprano vuelve y canta revuelve su voz con otras voces avasalla con su proyección; ya no proclama “My lord salva a mi pueblo”, que el pueblo se salve con cumbias, carranga, bullarengues y zambas para que Conceiçáo sea la conciencia nuestra aquí, allá, antes ó después, canta la soprano paganos cantos con la voz que le llegó como don igual al don que le llego a Don Camilo de escuchar voces y a todos los dones que se inventaron sus doñas para trasfigurar sus revelaciones en sucesos de vida.


Suena también el caracol, quien lo toca es el hijo menor de la mujer que llego del sur, pero el no esta entre nosotros y sin embargo el caracol suena, suena en su vientre el mar, su sonido viene cargado de colores y es menester contar sus nostalgias, sus tormentas sus leves brisas, si uno mira detenidamente a los ojos de Conceiçáo de Cristo puede verse la naturaleza oceánica de sus ideas, si bailas con ella levitas en el bochorno de una playa caribeña ó del pacifico ya que en su piel esta la memoria de los lugares que no alcanza a nombrar su memoria poética.


De niña esperaba ansiosa el regreso de su padre que traía siempre un collar de caracoles, ó perseguía los caracoles de tierra, ahora el sonido del caracol es su conocimiento, -recuerda- cuando sonaba los hombres se reunían haciendo un circle y empezaba el encuentro, ahora cuando los hombres se han dispersado ella enseña a sus niños a tocar el caracol para que no pierdan de vista su origen y enseñen que mientras el hombre haga un círculo con sus hermanos habrán vislumbres de salvación.


En Getsemaní no hay agonías es lo único contradictorio a su nombre y en caso de haberlas solo ocurren en los subfondos de quien no ha entendido el místico abrazo que ha ido cerrándose entre todos los congregados, subfondos que no es bueno hablar de ellos pero que los hay los hay.


En getsamani se escucha una voz lírica trepanando las paredes que remedan la tapia, se vuelven voz profundos pensamientos, se arraiga en los unos lo que ya es arrancado en los otros, sucumben ante tanta magia los que antes eran expertos en ilusionismos, se dispersan algunas farsas, se sacuden algunos sacos, se manufacturan estrategias de educación, se tejen sueños, se disipan miedos, se desobedece.


Pero existen otros mundos alrededor; si quieres puedes atravesar la portada; en caso de estar cerrada hay que saltar la tapia y estarás afuera donde el pasado te trae futuro, pasearás por las calles que solo permiten trastabillar (un buen ejercicio para el que busca dar buenos pasos en la vida) y allí establecerás distinciones, probarás un beso de novia y te quedará gustando y cuando no te den más una empanada de arroz tranquilizará el apetito.


Estamos en la tierra prometida, nuestras oraciones han sido escuchadas, no hay que ir demasiado lejos para dar con nuestro paradero, estamos aquí dispuestos a estribar nuestra brega cultural en el compromiso de nuestro encuentro ahora menos solos, más comprometidos, menos inventados.


EH AVE MARIA PUÉS.., ¡CUANDO LE DIGA!


En los cafetales hay palos de café cargados de granos rojos cuando es cosecha y cuando no; cuelgan granos verdes y cuelgan los radios “Sylver” envueltos en bolsas de plástico rematados con cabuyas. Guindados a las ramas cantan, cuentan noticias: -¿cómo amaneció Medellín?-, la hora de los adoloridos y no olviden dolores le tiene miedo a dolorán, los radios acompañan con sus invisibles voces a los invisibles campesinos que rozan el suelo, abonan, limpian y sudan.


Los niños “garitean” loma arriba, cafetal abajo, por la platanera de la despulpadora, atraviesan la manga de los pomos, beben agua del tanque de la bocatoma y por fin llegan donde el padre campesino que hambriento se sienta recostándose en una mata de plátano y degusta de las viandas aún calientes pero mermadas por los zarandeos sufridos en el accidentado trayecto. Los niños aprovechan y cogen moras, mortiños se revuelcan entre los matorrales y esperan el llamado del padre para comerse el sobradito.

Los niños regresan a casa jugando por el camino y el padre regresa al tajo, presta de nuevo atención al radio que en ningún momento dejó de sonar a pesar de que el no lo escuchó hasta ese momento.


También hay en los cafetales palos de naranja, mandarinos y a veces guayabos aunque no entre los palos de café ya que estos necesitan un sombrío mas generoso, -pero sí cerca- por eso en las tardes los campesinos toman algunos frutos para chupar por el camino de regreso, eso sí, después de esperar a que el árbol se desacalore por que si no se apesta y se dañan las futuras cosechas.


También habitan los cafetales algunas plagas inventadas para regular los niveles de producción como la roya, la sigatoca negra ó la broca y otras naturales como los cuatreros y “esos”.

Algunas veces cuando “esos” deciden aparecer entonces los campesinos no salen, los niños no juegan y los radios se callan por que las voces invisibles no hacen falta cuando están “esos” visibles.

En ocasiones “esos” vienen y piden, quitan, usurpan y regalan miedo obsequio con el que son muy desprendidos.


Cuentan que un día el campesino mencionado no quiso dejarse quitar, así es que lo amarraron con sus hijos y el radio y le dejaron que vieran su hazaña, fueron talando los palos de café en plena floración, caían por el suelo uno a uno los más bellos exponentes de la variedad Colombia, los azahares parecían querer aferrarse al aire pero los recibía la tierra gimiendo, tres hileras de caturro también fueron talados pero estos no hicieron mucho estrépito por su proximidad con el suelo, hasta el radio que solía seguir cantando cuando nadie le prestaba atención se calló ante tal devastación. Cobrada su deuda “esos” se fueron y el campesino después de tallar su mano logró zafar la cuerda, liberó a sus hijos y al radio, con lágrimas en el alma regresó a su casa llevando al hombro cuanto palo pudo, también los muchachos ayudaron, el radio no por que su labor es otra en este cuento.


Ya en casa lloraron con los ojos, abrazados a la madre lloraron, sentados a la mesa lloraron, lloraron sobre los fríjoles verdes que los miraban también llorando con sus ojitos de manteca, lloraron mientras rezaban el rosario y las letanías que los protegerían de todo mal y peligro, lloraron hasta que el papá dejo de llorar y con una navaja empezó a pulir uno de los palos, madre e hijos secaron sus ojos y lo imitaron, el Padre dijo: mi abuelo hacía crucifijos con palos de café- hasta un tiple y un violín hizo con palos de café y en las tardes nos sentábamos en la piedra de la manga y nos enseñaba a sacarle notas y cantábamos hasta que la luna salía y las luciérnagas estrellaban la noche.


El abuelo utilizaba palos viejos, pero estos están nuevos, apenas empezaban su vida y fueron arrancados de su tierra; IGUAL QUIEREN HACERLO CON NOSOTROS, este año no habrá “traviesa”, pero algo tendrá que hacerse, vamos a fabricar crucifijos ó figuritas como hacía el abuelo, busquémosle formas a la madera, sirvámonos de sus nudos, de las ramas largas, de las gruesas de las pequeñas y miremos que sale.


A la mañana siguiente fueron al solar a recoger cuantos palos pudieran y los llevaron a casa donde está la familia lijando y puliendo, con los machetes los mas grandes, con trinchetes afilados los mas pequeños todos trabajan; el radio sobre una comodita también trabaja pone notas en el ambiente, nadie tiene miedo; casi olvidaron el incidente “esos” no volvieron; dizque los otros los echaron, ahora ellos trabajan, su trabajo –estalla-; es talla en madera; en cada figurita encontrada recrean sus conversaciones de los abuelos, de las tías, de los entierros encantados, de espantos y brujas. Ven a la Virgen Maria en los troncos gruesos, de los chamizos sacan cristos huesudos, hasta veleros han surgido de entre las formas caprichosas de los maderos, unos se han especializado en lijar, otros en pintar con barniz aunque los costos han hecho emplear más la cera para el acabado final.


Ya el cuarto de los aperos está repleto de imágenes religiosas y paganas en formas no muy concretas pero aproximadas, la familia se ha vuelto artesana, trasformó su tragedia en una obra que trae en sí misma una búsqueda, una reflexión, su síntesis.

El domingo saldrán al pueblo a vender, a ofrecer al público el producto de su labor, son campesinos que quieren sacarle el mejor beneficio a su tierra, a su cafecito, ellos le metieron la mano a lo trágico, ideas locas que surgen en la desesperación, por que hay que comer y seguir viviendo.


En la plaza del pueblo la gente se admira, que belleza pero regatean el precio, -eso lo hago yo- dice cualquiera, otros dicen sí, pero después le pago y en medio de elogios pasa el día y solo han vendido una crucecita para un collar porque viéndolo bien estas cosas no son tan elaboradas en cambio las que venden en la tienda de artículos religiosos de la parroquia sí son bonitas, son traídas de Medellín hechas por artistas de verdad que saben transfigurar su pasión a la obra de arte, que tienen la capacidad de generar emociones estéticas y regalan vida a quien entra en contacto con ellas, estos solo son unos palos deformes que no alcanzan ni a ser manualidades.

Cuando le diga…


Carlos Andrés Restrepo E.

Medellín 2005-11-10


Garitiar:

Acto de llevar el almuerzo al papá que esta en el arado y no alcanza a ir a casa, agréguese que se utiliza para tal menester una ollita no muy pequeña repleta de sancocho, con carne gorda de esa para sancocho, y una pucha de aguardiente llena de tinto frío que no se toma inmediatamente después del almuerzo sino a las tres de la tarde con tostadas y mantequilla.


Travieza:

Cosecha atravezada que pone a correr al campesino. En la mayoría de las veces solo da un graneito, que no arroja muchos beneficios económicos al cafetero.., pero dizque si hay traviezas muy buenas…


2 comentarios:

  1. TU TIENES UN CORAZÓN DE FRAIJOA!!!!!!!!!!

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  2. Que mágico encontrar en estos tiempos una persona como tú...
    Gracias por compartir con el mundo las maravillas de tu ser...

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