Según la pseudociencia de la numerología, el número 1 simboliza el comienzo de todo, representa el ego y está regido por el sol, del cual toma el sentido de individualidad, la identidad y la energía paterna, su aspecto negativo es la arrogancia y el positivo la integridad, domina los demás números, simboliza la expresión divina.
-El número 7 - dijo Hipócrates
- por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas. Es el
dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la luna
cambia de fase cada siete días; este número influye en todos los seres sublimes
-. Simboliza la trascendencia, la espiritualidad y la ilusión e indica la
búsqueda de aprendizaje y la perfección. La inmensa mayoría de símbolos de
siete elementos en el mundo entero derivan del modelo celeste de las siete
esferas. Su aspecto negativo es la insensibilidad y la introversión.
Bajo la regencia de Júpiter,
el 3 representa el juego. Es arquetipo del niño y tiene que ver con abundancia
y con la gestación creativa, tiene mucha influencia en la parte mental y en la
social. En la antigüedad fue considerado el número perfecto ya que representaba
el tiempo, la materia y el espacio, está asociado al triángulo símbolo de la
lógica, así mismo es el número de la conclusión, su aspecto negativo es el
orgullo que lo lleva a ser entrometido y controlador.
En el marco del aniversario,
encontré en la internet un video institucional que buscaba enaltecer las
virtudes de Jericó y se centraba en la esencia de sus gentes, algo me incomodó
en su mensaje, no soy tan conformista, me molesta esa capacidad de enmascarar
la realidad con frases publicitarias e ideas de cajón que pretenden hacer ver a
un pueblo con una crisis de gentrificación rampante y otros demonios, como una
estampa de la Revista Atalaya, donde todo es leche y miel. En respuesta a este
malestar se me ocurrió el ejercicio de escudriñar el significado de cada uno de
los números que componen la sumatoria de años; hago de mi malestar un llamado a
la reflexión, yo también soy Jericó, puede que no tenga poder político o
económico, pero si tengo narrativas y ensueño una sociedad conectada con su
memoria, aciertos y desaciertos, que aproveche la oportunidad para evaluar el
estado de su historia y que no se limite a una campaña publicitaria maquillada
donde venden una ilusión, controlando con cierto toque de indiferencia, los rasgos
negativos que también nos definen y que si los pusiéramos en evidencia podrían mejorar,
en lugar de disimular con estéticas advenedizas.
Pongámonos de acuerdo en algo ¿Qué
es esencia, y cuál gente? ¿La de las redes sociales que hablan y expresan melancolía
pero que viven lejos? ¿La que resiste en las montañas? o ¿los neojericoanos sin
arraigo, sin ancestros, pero si con muchas ganas de lucro? Porque hasta de los
pueblos vecinos que nos miraban con recelo, ya están llegando a comerciar,
porque la esencia de esté terruño es el negocio, el billete, sino pregúnteles a
los políticos que camuflan su afán de poder y de ganar en el deseo de servir ¿Servir?
¿A quién? A ellos mismos.
Veamos lo tremendo de esta esencia:
Venga y monte un negocio, las venas del pueblo están abiertas, venga y chupe,
le vendemos un andén, si quiere llévese la calle entera, se la dejamos baratica
al mejor postor, aprovechen que estamos botados, apúrense que quedan pocos
adoquines, venga e instale su mesa, y venda lo que sea, no importa la calidad,
venda y bien caro para que alcance a pagar los altos cánones de arrendamiento,
y si corre con suerte consiga empleados y si los consigue aguante su decidía
para trabajar, porque parte de la esencia de los de aquí es la pereza, aquí
también hemos producido vagos con altos estándares de calidad, salga a la plaza
para que vea.
Lo esencial es invisible a los
ojos poetisa de Saint-Exupéry, así que no se fíen de la esencia que se
visibiliza, alguna trampa ha de tener, igual que las promociones o los avisos
de gratis, en este paraíso del mercado nada lo es, por algún lado te
descuentan esa ilusión.
Vengan y aprovechen, estamos
desmantelando la esencia, lleve casas con arquitectura republicana venidas a
menos y construya mansiones tipo Beverly Hills, de puertas para adentro todo se
puede, el patrimonio es solo de dientes para afuera.
Lleve montañas, lleve cielos
azulados, lleve potreros, nuestra esencia es vender, nos queda un pedazo de río,
un rabo de nubes, nos queda una tarde de lunes agonizando, nos queda un vaho a
orines al lado de la Casa de Gobierno, nos quedan dos esquinas libres para que parquee
su humanidad y se siente a ver el caos hermoso que le tenemos reservado.
La esencia nostra es creernos
mejores así seamos los peores, aquí cualquiera es poeta, escritor o
historiador, lo mejor de nosotros es el chisme, y se está acabando porque ya no
sabemos quién es quién, esto está perdiendo la gracia, nos quedamos sin
insumos. Venga le echamos el último cuento que nos queda, la propina es
voluntaria, le guardo el casco en 2 mil, orinada a niqui, vaso de agua de la
canilla a 4 mil, tinto amargo a 10 mil. La mirada despectiva se la encimamos y
el trato austero de los meceros es cortesía de la casa.
Honestamente los números que más
nos interesan son los que suman pesos, no los que suman años de memoria,
identidad y espiritualidad, eso ya no se usa.
Venga que la esencia se está
acabando, le vendemos el último cuncho, pero no se duerma que ya tenemos 400
solicitudes del extranjero, porque la esencia de los de aquí, es que ya no son
los de aquí. Nos vendamos para vendernos en porciones tan dosificadas que no se
notó el cambio, y cuando abrimos los ojos, Jericó ya no era nuestro.
Carlos Andrés Restrepo
Espinosa
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