martes, 25 de octubre de 2022

EL TUBO DIGESTIVO DE MELINA



Melina abrió la puerta, respiró profundo y de un salto ganó la calle, el día con sus estridencias se abría a su paso, el sol brillaba impasible en los parabrisas de los carros, buscó los lentes negros en su bolso, no los encontró, seguro los dejó olvidados en algún lugar, hizo un breve repaso y recordó la última vez que se los quitó, en la cómoda junto a la cama, -ahí están buenos- se dijo y usando su mano sobre la frente como visera a grandes pasos se sumergió en la multitud, disolviéndose con sus preocupaciones en el batiburrillo de personas que circulan a diario afanadas sin destinos ciertos.

Melina tiene un nombre muy bonito, su madre se lo puso por la canción de Camilo Sexto, no por Melina MerKoúri de quien no tiene la menor idea quien es, es una privilegiada, pues en los contactos de sus amigos su nombre es único y no requiere de apodos o indicaciones extras para recordarla, Melina y ya sabes quién es.

Pese a lo especial de su nombre, a su belleza y a los encantos de su personalidad, ella es una mujer triste, le duele el pecho justo al lado del corazón, y los ojos se le nublan cuando ciertas emociones le llenan la mente de ideas oscuras, perdió las ganas de amar y todos los días para disminuir el inmenso caos que lleva en su interior sale a la calle con la esperanza de que el ruido del mundo haga ver insignificante su dosis personal de frustración

Un nudo en el estómago siente Melina al despertar y recordar que está viva y que la espera un nuevo día para enfrentar sus miedos, las tristezas, la ansiedad y los sustos repercuten en su panza, de manera inversamente proporcional a los días en que el amor con sus famosas mariposas aleteaba al unísono y despertar era una fiesta. 

El tubo digestivo de Melina tiene 500 millones de neuronas, 5 veces más neuronas que la medula espinal, el tubo digestivo es el fabricante del 90% de la serotonina, la hormona y neurotransmisor más importante en los estados de calma y de felicidad, el BDNF es una neurotrófina, un factor de crecimiento de nuevas neuronas y conexiones, este nace en el tubo digestivo y llega al cerebro, es básico para que nos reinventemos, para reconocernos, el 80% de defensas del sistema inmune depende del tubo digestivo. Ella lo sabe, se lo dijo un amigo médico, pero esa información es irrelevante, cuando se está mal solo hay tiempo para estar mal.  Melina sabe que ya ha sufrido suficiente, que es adicta al dolor, que le gusta sentir lástima por ella misma y que sus amigos ya se están cansando de motivarla, su actitud alejó paulatinamente toda posibilidad de una nueva relación. 

Melina decide entrar en el silencio, en la meditación, y su tubo digestivo que tiene cerebro propio empieza a mandar mensajes a un sitio especial del encéfalo llamado: Ínsula de Reil y empieza la magia sanadora del cuerpo, su corazón que tiene 40 mil neuronas envía información, a través del ritmo eléctrico, el ritmo electromagnético, el pulso de presión del corazón como un tambor en la selva, envía mensajes directos al cerebro y al tubo digestivo.  

Después de tanto dudar y de escuchar hasta el cansancio las indicaciones de Mario Alonso, su gran influencer, Melina entra en el silencio, y gracias a la meditación, sincroniza el cerebro y su corazón está en armonía. Está alerta, cuando hay amenaza a su fragilidad, esta sincronización desaparece, el corazón se vuelve arrítmico, el tubo digestivo se altera, y los dos hemisferios del cerebro se desincronizan. Melina ahora trabaja procurando mantener los tres órganos latiendo al unísono para sentirse saludable. 

Y en ocasiones, sale a la calle a perderse un poco entre los demás para asumir la irremediable fatalidad del ser.

Carlos Andrés Restrepo Espinosa


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