viernes, 7 de agosto de 2020

CARTA ABIERTA A JIM CROCE

Apreciado Jim Te sorprenderás al recibir esta carta de un completo desconocido y más me sorprenderé yo de que la recibas, pues sé de sobra que tu muerte ocurrió justo un año antes de que yo naciera, que la recibas es un hecho que difícilmente pueda ocurrir, sin embargo estoy procediendo con la firme intención de que este mensaje que arrojo de igual manera en una botella, se las arregle y viaje en el tiempo y alcances a leerlo antes del año 1973.

En primera instancia quiero agradecerle por su música, sus letras, sus fascinantes arreglos y por su destellante voz que va y viene entre el folk más vernáculo y la cercanía del pop de los nuevos tiempos que pronto se hicieron viejos. Dicho esto voy a referirme a su canción "tiempo en una botella", motivo central de esta carta. En ella hace usted una súplica bastante menesterosa al tiempo implacable que nos lleva en su cauce, usted pide que se detenga por un momento, su objetivo es volver al pasado, aparece aquí esa fluctuante paradoja temporal que ha cuestionado al hombre y que ni la ciencia con su dioses han podido resolver, el tiempo en el momento en que está siendo, ya no lo es, ¿Para qué detenerlo?

Al final de la primera estrofa expresa que el motivo para que todo se congele es volver a ver a una mujer, le pregunto si no tuvo usted consideración con el resto de las personas ¿valdría la pena paralizar el bello instante de un hombre cualquiera, frente a su propio destino, sólo porque a usted le dio el capricho de repetir un adiós? ¿Que hombre por malo que haya sido merece perder dos veces el mismo amor? ¿Que experiencia del pasado por hermosa que haya sido tiene el poder de destruirnos el encanto del olvido? No mi estimado Jim, no quiera regresar, no valdría la pena, al regresar sobre cada uno de esos días que hicieron el ayer, lo único que podrías constatar es que rondaba el cansancio, aunque enfrentar de nuevo el hastío podria permitirte reconocer que en ese dolor se estaba forjando el hombre libre que serias después, convencido del amor propio, un amante dueño del abismo del hoy.

Una botella sólo es útil mientras está llena, una botella vacía estorba y si pretendemos en ella guardar un mensaje, sería menester hace parte de un naufragio, en este caso sospecho la botella esta llena y en cada sorbo que se lleva a la boca, la botella en sí misma va perdiendo información. No quiero ser antipático con usted, sólo quiero hacer un ejercicio de honestidad, por muchos años escuché su canción y me dejé llevar por los arpegios y la cadencia de su voz, hasta la versión que hizo un Guatemalteco que todos odian y a la vez cantan, me agradó, pero ahora creo que ni pasado, ni botella son lugares comunes admisibles, todo se encuentra en el presente, cerrarse a ello nos vuelve necios y si bien las canciones de pérdida amorosa siempre serán quimeras, ideas erradas de la percepción, afrontar el presente es lo único que nos queda.

Así es que abandone el pasado, tal vez justo ahí donde las sombras del miedo hacen de su tarde agonía, este sentada a la espera una nueva esperanza con su sonrisa y su frescura intacta invitando a recorrer el mundo. En cuanto a la botella; una recomendación, al terminar su contenido, quiebrela, haga de ella añicos, así no habrán compuertas que le hagan creer que lo mejor estuvo en los días de ayer. Agradezco su atención y le deseo desde el futuro un buen y lúcido presente, lleno de canciones y finos sorbos de vida.

Carlos Andrés Restrepo Espinosa.

Escuche las dos versiones de tiempo en una botella en:

 https://www.youtube.com/watch?v=st30bv_wNvA

 https://www.youtube.com/watch?v=iRUz-Mslj0s

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