TRES CANTOS
1. ¿BAILAMOS?
Después de todo,
que más puedo robar para volver canción cada paso que di ó deje pendiente. Dejo
mi abrazo. El secuestro que hago a este sol que no me conoce, pero que desde
siembre he visto.
Provengo del
verde más profundo que duerme sobre las montañas que parecen gigantes
languideciendo la espuma de la luz.
No imagino como
rondar estas pieles que se disponen para el amor; tranquilas sin
suciedades sin profanar nada… será que
no me conozco realmente ya que estos espejos me devuelven un ángel y yo
sintiéndome tan solo hombre que busca su sal en el desorden. Traigo mi corazón en el bolsillo y de querer
volar entre lo que me asombra más me pierdo en la frente de la tarde que me
hace diferente con otra sombra.
Vulnerable,
nombro los amores que me apresan; dejo en mi abrazo un poco de lo que tanto
robé a tus días de conjuros, de danzas de pinturas en el rostro, de florecitas
ofrendando su color para iluminar con sus trazos los escondites donde aseguro
mi miedo a ser descubierto por la luz de una boca.
De tanto mirar si
lo que había era cierto, una voz terminó por contestar que las palabras crean lo que
dicen; el dolor es la distancia, el cansancio de buscar lo que desde
siempre estuvo aquí y yo con el alma rota de inventarme lejanías. Ahora uno los
pedazos en que me he fragmentado, los sumo en el centro de una maloca con los
labios en el borde de un totumo, con la bebida que lleva más adentro, más
profundo, que lleva más.., solo tengo estas partes que parece se juntan después
de todo. Al fin.
¿Bailamos?,
mueve tu cintura para allá y para acá, más para allá que para acá no vaya y sea
que te choques con la mía y chisporroteen tus ganas y quien sabe alguna chispa
caiga sobre las cosas que suelen arder y ¿quién nos apaga?, -mueve mas rápido
los pies- perdona que me derrita en tus manos, es que la humedad tropical tiene
sus inconvenientes, -dame tu mano-
déjate llevar, demos una vuelta, ¡qué bien! aprendes fácil, se llama
“Pagode” pero debes pronunciarlo pagoyi para que sientas la saudayi que deberás
escribir saudade para que te crean, es
un baile de Brasil pero es de nosotros que no somos de Brasil, y somos de aquí.
No te tuerzas del
camino deja que las manos se abran como alas al sol y ve girando despacio al
compás de lo que escuchas, ¿y si los latidos de mi corazón no me dejan oír?
Sabes tanto de lo que sabes y yo tan sin nada tan sin todo. ¿Bailamos otra vez?
–luego debo seguir huyendo a mi encuentro.
Falta algo.
Bailar esos tamboritos, descalzar el afán, sentarse en la oscuridad con una
lamparita que apenas permite ver las siluetas de las cosas que se dicen. No
levantar la voz sino es para gritar de dicha, no ponerle precio a lo que es
libre, no ver lo pequeño como menos, no decir verdad, ó cierto es, no
jurar en vano las lágrimas que brillan bajo la noche, no decir yo se quien soy
por eso te cuento. Vaya si nos falta
poco, yo soy solo quien quisiera ser y a veces no se si quiero.
La luna nos besa
entre el capinuri. ¿Quién nos oirá si le cantamos a sus raíces? ¿Quién
responderá del otro lado, si ahora la vereda esta ocupada sumándose a la
velocidad del tiempo que inventamos para sentirnos útiles?
2. OLVIDAR Y NO CAER EN LA TRAMPA
Es de vital
Importancia después de creer en todo, hacerse fantasía y ver romántico hasta la
genuflexión intestinal de las aves del paraíso, recuperar la costumbre ascética que nos heredó mamá, el pragmatismo de Padre y la perversión de abuelita.
Nada de lo que
veas te asombrará si no ocurre primero en ti cierta combustión, lo que hay es
solo lo que ves, el resto es la impostura que aflora al entrar en relación; no
caigas hijo en esas trampas, atesora
momentos antes de salir del encuentro, un día existirán las fotos que harán ese
trabajo por ti y otro día inventaran el tele grabador de emociones y recuerdos
que igual lo harán por ti. Asegúrate de que algo sea solo tuyo y nada más.
La vida es donde
uno está no donde uno sueña. Los sueños no dejan ver el sendero. Vivir en la
ilusión es un error. Se habita la casa que se tiene no la hermosa mansión que
construyó el otro. Antes de dar la vida por el otro se debe dar la lucha por
uno mismo. La existencia es su responsabilidad y suceder en ella su misión; no abandonar
la nave es asunto de estoicos pero si se sabe llegar a la orilla nadando hay
que arriesgar el traje nuevo.
Todos mentimos,
todos nos disfrazamos, todos manipulamos, todos recreamos actos circenses,
todos decimos si, todos nos amamos, todos nos engañamos, todos creemos en que
todo puede cambiar y todos estamos muy ocupados para hacer algo.
…Yo vi cuando
usted me sacó las llaves del delantal después de abrazarme y decirme que me
quería mucho y con sus hermanitos se fue directo a mi escaparate y sacaron el
tarro de lata y se comieron las galletas que tenia allí para darle a sus primos
que vienen de visita el fin de semana.
Advertí cuando dejaron de nuevo el tarro a la mitad, cerraron la puerta
con sigilo y con la barriga llena volvió a mí y con idéntico abrazo me dejó de
nuevo en el delantal las llaves y salieron felices a seguir sus juegos en el patio
diciendo: esa abuela todos los días está mas atolondrada, lo que nunca sabrán
es que el mal estomacal que les sobrevino fue por cuenta de el laxante que
utilicé en los ingredientes por que desde siempre he sabido de sus visitas a
mis territorios privados para desvalijarme de lo que atesoro y a ustedes sirve.
Así es mijito
que cuídese de su propia malicia, que todos tenemos asuntos que cuidar de los
que tienen mucho que pretender.
Visite muchos
lugares y encuéntrese en las cosas vistas, pero déjelas en su lugar cualquier
intromisión puede cambiar el curso de la historia y casi nunca estamos
preparados para asumir esa responsabilidad.
No se deje
apresar por la emoción hay que apresar la emoción, del resto se encarga el
arrepentimiento..
3. PROYECTO VITAL
Viajamos entre
los recuerdos que quedan tras la explosión de los saberes acechando. Cada
segundo cobra lo que somos, nos sigue faltando un día para dar por hecho la
sobre vivencia de un verso, conocer el niño que nunca fuimos y esperamos sea,
pero de excesos aumentamos el peso en el dolor, de tantos ángeles pendientes de
nuestros miedos la mitad le teme a las alturas, y nosotros intentando volar.
Nos falta solo un don para querer
sobrevivir este día que termina con hollín en nuestras frentes apacibles
donde antes se tendían todos los amarillos que sabía inventar el sol para
volvernos su tarde de campanas, su horizonte de todas partes distinto; sol
marginado por los besos que venían a iluminar esas oscuras fronteras donde
entendíamos que nada seguía por que el límite era nuestro encuentro.
Ahora que el
maguaré fue desplazado por una banda marcial que trepida desde lejos dianas
militares y ritmos de otras guerras, ahora que quiero sumarme a su tiempo que
sendero sigo a mi saber de otros menesteres. ¿Donde encontrar un maestro que
enseñe a pintar sobre mis insensateces el color de mi propia vida? ¿Y por qué
creo que debo aprender desde aquí y no desde la lejanía de mi origen? Yo solo vine a refrescarme, a beber un poco
de agua para calmar la sed no para quedarme a vivir. De que sirven mis
estrategias, mis programaciones, la alocada cuenta de mis deberes, el rugido
argumento de ese hombre que es tan respetado y temido. Cuándo me desarma una
canción que resume el universo en una nota y no poder explicarlo. Cuándo un
motor se apaga y se queda en medio del río dando vueltas a su merced. Cuándo
una mujer ticuna reza en lengua y el cielo le responde en trueno. Cuándo sin
didácticas especificas ni métodos pedagógicos especializados de enseñanza del
arte los niños aprenden para la vida no para al producto, no para el ser o el tener, por que ellos ya son, ya tienen.
Qué gran riesgo se corre cuando uno sigue en la lamentable tarea de
evangelizar, de iluminar con la redención del “proyecto de vida”… como si uno tuviera muy esclarecido
ese asunto.
La maloca
siempre esta esperando, solo falta dejar
afuera las pretensiones, bajar un poco para poder ascender un mucho. La maloca
que alberga las danzas, los cánticos, el sonido del menguaré que reverbera -por suerte- en el pecho del que lo vive, el
mámbe que conecta, vincula orienta y protege y sobre todo la palabra que nos da
vida que nos sigue haciendo posibles.
Y luego cuando
ya el ruido fundado muere en la apacible noche de ranitas venenosas y zancudos
kamikaze; cuando no hay quién vea, cuando toda oscuridad es cómplice y
cualquier asomo de luz no ilumina sino que enceguece y señala, cuando el
cansancio se sienta a tomar el sereno y el afán se anula, algo empieza a
alebrestarse, a retumbar en la cabeza, conflagra el pecho, nos eleva sin
necesidad de crear alas; es el descubrir que la
Maloca ahora es uno mismo.
Carlos Andrés Restrepo Espinosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario