lunes, 31 de mayo de 2021

LA SORPRESA

Se sintió algo estúpido y aturdido cuando al llegar a la casa de su prometida portando un ramo de flores, la encontró en el portal besándose con otro.


Lo de estúpido le venía bien, a lo largo de su vida una mezcla de ingenuidad y fe ciega le habían llevado a tomar una actitud desprevenida ante las cosas que lo confrontaban, así es que en este momento, al tiempo en qué el corazón quiere salirse de su pecho y por una manía de ver las cosas como si fueran una película, imagina un movimiento avanti de la cámara sobre su pecho, los latidos del corazón se advierten y luego retrocede enfocando el ramo de rosas y se va alejando de manera ascendente, mostrando lo pequeño y solo que está en la tierra.  Ese giro podría minimizar de alguna manera el dolor qué está sintiendo, pero la escena en tierra es más contundente que aquella movida cinematográfica.

Aturdido, pero consciente de lo que ocurre ante sus ojos, decide volver sobre sus pasos, sin perder de vista a su mujer en besos de otro, respira profundo, una larga caminata hacia atrás, por una relación particular entre espacio y desdén, sus pasos no tropiezan, es todo  un dolly out, pero en lugar de alejarse cada vez se acerca más a la escena en un perfecto zoom qué le permite ver la comisura de los labios de su amada, y su lengua nadando  entre  las delicadas dentelladas qué ella le daba al otro hombre.

No habían quedado en verse ése día, pero cómo el fin de semana tenía programado un viaje de negocios y no podría estar para su cumpleaños, decidió comprar un ramo de flores y aparecer de sorpresa, pero el sorprendido fue el.


Superada la distancia suficiente, se volvió y echo a correr con la esperanza de no ser visto, a salvo en su casa se quebró en llanto, con intervalos de una risa nerviosa y tímida.

No comentó con nadie aquel asunto.

Dos meses después se casó con su prometida rodeado de mucho amor, pero sobre todo de una gran estupidez y aturdimiento. 

 

Carlos Andrés Restrepo E

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