He tomado la decisión de no sufrir.
En mis manos está el poder de la sanación,
En mis labios la palabra vivificadora,
Nadie por mí dará la caricia oportuna,
Ni pronunciará mi Magnificat;
La salutación de mi festiva alma
Al arribo de mis sucesivos cuerpos.
He tomado el sendero que no se bifurca
Pero que tiene en si mismo todos los destinos,
¡Qué Alegría¡
Voy entre aromas de fiesta,
Tropiezos,
Desencuentros
Y hallazgos.
Un día es viernes y al siguiente invierno,
Los arco iris cuelgan de los cuellos de los
árboles y Merceditas canta mientras se menea
bajo su falda de aguas corrientes.
He dejado atrás varios sobresaltos,
Ahora lo primordial no importa;
Interesan tus ojos -amor de nube-
Y el subfondo de tus palabras venideras.
Básico el croar de tu pecho en la lluvia,
La chispa de tu beso en la oscuridad
La cosecha de mandarinas en tu vientre
La distancia fresca entre nuestras costumbres.
He dicho a mis adentros
Que todo puede ser de afuera
Pero que existen las puertas
(En caso de emergencia) además
Las ventanas y los conciertos para solista.
Mi amor no es tan extenso como mi deseo
De habitarlo y sin embargo me abandono
En la idea de que todo no es felicidad y apegos,
Algo de fiero ha de haber en eso de ser de todo el mundo.
Canto una vieja canción nueva
En las tardes frente a las montañas
Que no cesan de redondear mis ojos con sus sinuosos verdes,
Canto el mismo estribillo -tarareo ó silbo-
A veces gorjeo.
Un salto aquí,
un abrazo allá,
Tralalí tralalá.
He tomado la decisión de ser triste
Sin que implique el abandono de la risa;
Se puede mirar conmovido el mundo
Sin perder el sentido del humor.
Me he roto la pierna jugando a la golosa,
Se desgajó el pomo con la soga del columpio.
He provocado quemaduras
Qué-maduras, maduras guayabas
Rodando manga abajo como ilusiones
Que no quiero detener.
He provocado inventos,
Cuentos
Cientos,
Aciertos,
Desiertos,
Conciertos inciertos.
Me he figurado niño,
Pueblo,
Labranza,
Barbero,
Pintor,
Escribiente
Fraudulento,
Asmático,
Vinático,
Gafufo,
Velillo, velón, que toquen las doce
Que ya casi son.
Quiero ir a todas partes y seguir siendo
De un solo sitio, lo más lejano es el corredor
Donde escribo estos versos,
Mi nombre el más difícil de Pronunciar,
Mi letra la más compleja de entender,
Mis hábitos los más estrafalarios de la cuadra,
Mi ropa es de segunda mano
Y mis manos de primavera,
Mis sueños andan por ahí rebuscando la vida
Reinventando sus despertares
Van a pie así conocen más.
Hoy me encontré con mi padre
Y estaba triste, me vi en sus ojos
Me escuché en su voz,
Me dolí en su espalda
Pero seguí siendo yo,
Hoy me di cuenta lo mucho que lo quiero; lo mucho que no quiero parecerme a él.
Hoy decidí no esperar más el milagro
No creerme el santo, de verme en las
Celestiales glorias del nuevo mundo,
No combatiré el insomnio,
No conservare las canicas en el bolsillo
Ni atiborraré el alma de más grillos.
Hoy decidí no sufrir... Qué risa.
Andrés Restrepo E.
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