Mañana a las doce del medio día
Miraré mi hombro derecho y buscare tu mano,
Inclinaré la cabeza y besare tus dedos.
Te sorprenderás un poco de mi gentil gesto
Y ruborizada aceptaras con una sonrisa tal ímpetu.
Mañana después de que te alejes miraré
Los pliegues de tu falda que se disponen
En su vaivén sinuoso desde tus caderas
Y viéndote ir pensaré en áfrica o en un maromero de madera.
Mañana a las siete de la noche
Te estaré esperando con una botella de borbón a mi lado izquierdo,
con una amapola a mi derecha
Y con mi lengua punzante en el centro.
Mañana entrando la media noche si no llegas
Iré por ti y atravesando las paredes de tu cuarto
Auscultaré los pliegues de tu sabana
Y no daré tiempo a que te sorprendas
De mi gentil gesto.
Carlos Andrés Restrepo e
Medellín 10-29-2010
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