lunes, 29 de noviembre de 2010

EL MAR



El mar ya no nos espera

Perdimos el derecho a su arrullo de espuma,

El mar ya no pregunta

Por nuestras verdes montañas,

El mar sabe que ahora nuestro abrazo

Es insípido y el beso agrio.

El mar no incurre en juicios pero llora

Extraña nuestros cuerpos muriendo

De dicha y los dedos de los pies rascándole

Sus fondos.

El mar canta nuestra presencia

Cuando nosotros solo decimos ausencia.

El mar sigue en su lugar aunque no es el mismo

Igual que nosotros; sin brisa ni oleajes,

Sin poemas de arena, sin fuego, sin leños.

Sin orillas.

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