viernes, 15 de junio de 2018

UNA HISTORIA CON TIEMPO




Imaginamos la existencia y para tener control sobre los acontecimientos derivados de dicho acto aprendimos a dominar el tiempo, así satisfacemos las expectativas de felicidad, las aspiraciones de tener una vida armoniosa. 

Una forma de medición del tiempo es la cósmica, cuya menor unidad es el día, y el otro el más abstracto es aquel que se funda en la hora, dando así origen a una suerte de instrumentos desde los más antiguos cómo relojes de arena y de sol o clepsidras, hasta relojes de torre, de pulso y ahora los celulares que contienen en una aplicación todas las posibles formas de medición del tiempo. 

Poder medir el tiempo posibilita una mecanización del hombre en lo colectivo e individual, queda sometido a una manipulación tan sutil que posiblemente no advierta y considere normal, ya que no tiene reparo en justificar sus fallas o inconsistencias en que no le alcanzó el tiempo. 

El tiempo en los relojes es una ilusión, el de los calendarios obedece a una función social, pero sujeto a los ritmos del universo.  Detengámonos en la noción del tiempo que nos da el reloj, en verdad cuando decimos espérame un segundo o llego en cinco minutos, ¿somos totalmente consecuentes con cumplir cabalmente con dichos tiempos? 

Si pensamos en la medición del tiempo ligado al día y la noche, sería más cómodo, decir llego en la noche, salgo al amanecer, pero los signos que ocurren durante el día y la noche, desplazamiento de la tierra reflejado en la bóveda celeste, fases de la luna y del sol, movimiento de las mareas, permiten que el hombre haga una medición más exacta y así tener un aparente control del universo. 

Las primeras formas de medición del tiempo estuvieron bajo el control de los sabios y poderosos en forma de calendarios en las culturas babilónica y egipcia. 

En la Roma Republicana los sacerdotes tenían el control del tiempo, agregaban o quitaban días del calendario de manera arbitraria con interés económico, pues las calendas las movían a su antojo, para adelantar días de pago de deudas o intereses y se justificaba esta maña por el desajuste entre el año romano y el solar. 

En el medioevo se da el paso del control del ritmo del tiempo del poder cívico al religioso, pasó de indicar los cambios en las actividades públicas a un tiempo rural o campesino basado en las activistas agrícolas y ganaderas, el control efectivo lo hacían los monasterios mediante la campana que servía de aviso de las horas canónicas, sobre las que se establecía la duración y pausas de la jornada laboral, al final, en la revolución industrial los relojes terminarían en lo alto de los templos convertidos en el instrumento de medida del paso del tiempo por excelencia. 

El reloj publico en las ciudades europeas se convirtió en el centro rector de la organización de sus ritmos diarios a tal punto que cuando una ciudad era sublevada lo primero que hacían era castigarla quitándole su reloj o campana que era percibido como símbolo de poder.

El sábado 28 abril del 2018 alrededor de las cinco de la tarde se escuchó un estruendo en la catedral de Jericó que alertó a las parroquianos quienes corrieron hacia el atrio para saciar su curiosidad, al entrar se dieron cuenta que el cable que soportaba una de las pesas del reloj se había vencido viniéndose a tierra con todo el peso de su tiempo, abriendo un boquete en el piso del coro; siguiendo su recorrido hasta llegar hasta la entrada del campanario, cerca de la puerta de acceso a la nave izquierda, aquella fue la ultima hora del reloj que tantos años acompañó a los habitantes en su devenir intimo ligado a historias cotidianas, citas, compromisos, pactos, aquí como en la Europa de reyes y señores el reloj fue el motor que organizó los ritmos de la vida, sus campanas resonaron en la frecuencia de cada palpito de sus habitantes, por eso y es comprensible que a muchos visitantes o extranjeros les incomodare su constante sonar, les desespera, no soportan que les recuerden cada cuarto de hora que tienen menos tiempo por vivir, en cambio los lugareños celebran que la vida haya sido gastada y disfrutada en estos parajes donde vivir es por momentos tan independiente del tiempo que la inmortalidad campea por ahí en esquinas, calles y jardines.


El primer reloj del que se puede dar cuenta lo construyó y donó un mecánico vecino del pueblo, el Señor Pedro María Velilla, su máquina perfecta del tiempo tenia tres muestras que indicaban: año, mes, día, hora, minutos, segundos y fases lunares, fue instalado el 10 de abril de 1892, de este primer reloj no se sabe que destino tuvo después de la demolición de la antigua catedral, el reloj actual donado por Salvador Abad en 1923, fue traído de Frankfurt Alemania y estuvo en la Curia, luego en el planchón de la catedral al frente de la notaría, en una torre de madera a la que se accedía por unas escaleras de guadua, para el año de 1962 finalmente fue instalado en la torre de la nueva catedral por el Señor Simón Pedro Estrada bajo las instrucciones de un técnico alemán, el señor Estrada fue el encargado de darle mantenimiento y le sucedió en la tarea su hijo John Darío desde 1967 hasta el 31 de diciembre de 2017.

La persona encargada de dar mantenimiento hasta el último latido del reloj fue el señor Juan José Román. El reloj se aquietó, ahora el tiempo anda suelto, haciendo de las suyas con su vértigo de siglos estelares, las campanas no anuncian las horas idas, pero se ha vuelto más notorio el envejecimiento de los habitantes del pueblo.

Ofrezco las fuentes que sirvieron para este viaje en el tiempo.
Revista Jericó Número 36 del 2001
Datos ofrecidos por el señor Jhon Darío Estrada Hijo de Don Simón Pedro estrada.
La organización social del tiempo, en Historias del Tiempo del Fondo de Cultura económica
El orden de la memoria de Jacques le Goff
CARLOS ANDRÉS RESTREPO ESPINOSA





miércoles, 6 de junio de 2018

REGRESO DEL AMAZONAS



TRES CANTOS


1.      ¿BAILAMOS?

Después de todo, que más puedo robar para volver canción cada paso que di ó deje pendiente. Dejo mi abrazo. El secuestro que hago a este sol que no me conoce, pero que desde siembre he visto.
Provengo del verde más profundo que duerme sobre las montañas que parecen gigantes languideciendo la espuma de la luz.

No imagino como rondar estas pieles que se disponen para el amor; tranquilas sin suciedades  sin profanar nada… será que no me conozco realmente ya que estos espejos me devuelven un ángel y yo sintiéndome tan solo hombre que busca su sal en el desorden.  Traigo mi corazón en el bolsillo y de querer volar entre lo que me asombra más me pierdo en la frente de la tarde que me hace diferente con otra sombra.
Vulnerable, nombro los amores que me apresan; dejo en mi abrazo un poco de lo que tanto robé a tus días de conjuros, de danzas de pinturas en el rostro, de florecitas ofrendando su color para iluminar con sus trazos los escondites donde aseguro mi miedo a ser descubierto por la luz de una boca.

De tanto mirar si lo que había era cierto, una voz terminó por contestar que las palabras crean lo que dicen; el dolor es la distancia, el cansancio de buscar lo que desde siempre estuvo aquí y yo con el alma rota de inventarme lejanías. Ahora uno los pedazos en que me he fragmentado, los sumo en el centro de una maloca con los labios en el borde de un totumo, con la bebida que lleva más adentro, más profundo, que lleva más.., solo tengo estas partes que parece se juntan después de todo.  Al fin.

¿Bailamos?, mueve tu cintura para allá y para acá, más para allá que para acá no vaya y sea que te choques con la mía y chisporroteen tus ganas y quien sabe alguna chispa caiga sobre las cosas que suelen arder y ¿quién nos apaga?, -mueve mas rápido los pies- perdona que me derrita en tus manos, es que la humedad tropical tiene sus inconvenientes, -dame tu mano-  déjate llevar, demos una vuelta, ¡qué bien! aprendes fácil, se llama “Pagode” pero debes pronunciarlo pagoyi para que sientas la saudayi que deberás escribir saudade para que te crean,  es un baile de Brasil pero es de nosotros que no somos de Brasil,  y somos de aquí.
No te tuerzas del camino deja que las manos se abran como alas al sol y ve girando despacio al compás de lo que escuchas, ¿y si los latidos de mi corazón no me dejan oír? Sabes tanto de lo que sabes y yo tan sin nada tan sin todo. ¿Bailamos otra vez? –luego debo seguir huyendo a mi encuentro.

Falta algo. Bailar esos tamboritos, descalzar el afán, sentarse en la oscuridad con una lamparita que apenas permite ver las siluetas de las cosas que se dicen. No levantar la voz sino es para gritar de dicha, no ponerle precio a lo que es libre, no ver lo pequeño como menos, no decir verdad, ó cierto es, no jurar en vano las lágrimas que brillan bajo la noche, no decir yo se quien soy por eso te cuento.  Vaya si nos falta poco, yo soy solo quien quisiera ser y a veces no se si quiero.

La luna nos besa entre el capinuri. ¿Quién nos oirá si le cantamos a sus raíces? ¿Quién responderá del otro lado, si ahora la vereda esta ocupada sumándose a la velocidad del tiempo que inventamos para sentirnos útiles?

2. OLVIDAR Y NO CAER EN LA TRAMPA

Es de vital Importancia después de creer en todo, hacerse fantasía y ver romántico hasta la genuflexión intestinal de las aves del paraíso, recuperar la costumbre ascética que nos heredó mamá, el pragmatismo de Padre y la perversión de abuelita.

Nada de lo que veas te asombrará si no ocurre primero en ti cierta combustión, lo que hay es solo lo que ves, el resto es la impostura que aflora al entrar en relación; no caigas hijo en esas trampas,  atesora momentos antes de salir del encuentro, un día existirán las fotos que harán ese trabajo por ti y otro día inventaran el tele grabador de emociones y recuerdos que igual lo harán por ti. Asegúrate de que algo sea solo tuyo y nada más.

La vida es donde uno está no donde uno sueña. Los sueños no dejan ver el sendero. Vivir en la ilusión es un error. Se habita la casa que se tiene no la hermosa mansión que construyó el otro. Antes de dar la vida por el otro se debe dar la lucha por uno mismo. La existencia es su responsabilidad y suceder en ella su misión; no abandonar la nave es asunto de estoicos pero si se sabe llegar a la orilla nadando hay que arriesgar  el traje nuevo.

Todos mentimos, todos nos disfrazamos, todos manipulamos, todos recreamos actos circenses, todos decimos si, todos nos amamos, todos nos engañamos, todos creemos en que todo puede cambiar y todos estamos muy ocupados para hacer algo.

…Yo vi cuando usted me sacó las llaves del delantal después de abrazarme y decirme que me quería mucho y con sus hermanitos se fue directo a mi escaparate y sacaron el tarro de lata y se comieron las galletas que tenia allí para darle a sus primos que vienen de visita el fin de semana.  Advertí cuando dejaron de nuevo el tarro a la mitad, cerraron la puerta con sigilo y con la barriga llena volvió a mí y con idéntico abrazo me dejó de nuevo en el delantal las llaves y salieron felices a seguir sus juegos en el patio diciendo: esa abuela todos los días está mas atolondrada, lo que nunca sabrán es que el mal estomacal que les sobrevino fue por cuenta de el laxante que utilicé en los ingredientes por que desde siempre he sabido de sus visitas a mis territorios privados para desvalijarme de lo que atesoro y a ustedes sirve.
Así es mijito que cuídese de su propia malicia, que todos tenemos asuntos que cuidar de los que tienen mucho que pretender.

Visite muchos lugares y encuéntrese en las cosas vistas, pero déjelas en su lugar cualquier intromisión puede cambiar el curso de la historia y casi nunca estamos preparados para asumir esa responsabilidad.
No se deje apresar por la emoción hay que apresar la emoción, del resto se encarga el arrepentimiento..

3. PROYECTO VITAL

Viajamos entre los recuerdos que quedan tras la explosión de los saberes acechando. Cada segundo cobra lo que somos, nos sigue faltando un día para dar por hecho la sobre vivencia de un verso, conocer el niño que nunca fuimos y esperamos sea, pero de excesos aumentamos el peso en el dolor, de tantos ángeles pendientes de nuestros miedos la mitad le teme a las alturas, y nosotros intentando volar. Nos falta solo un don para querer  sobrevivir este día que termina con hollín en nuestras frentes apacibles donde antes se tendían todos los amarillos que sabía inventar el sol para volvernos su tarde de campanas, su horizonte de todas partes distinto; sol marginado por los besos que venían a iluminar esas oscuras fronteras donde entendíamos que nada seguía por que el límite era nuestro encuentro.
Ahora que el maguaré fue desplazado por una banda marcial que trepida desde lejos dianas militares y ritmos de otras guerras, ahora que quiero sumarme a su tiempo que sendero sigo a mi saber de otros menesteres. ¿Donde encontrar un maestro que enseñe a pintar sobre mis insensateces el color de mi propia vida? ¿Y por qué creo que debo aprender desde aquí y no desde la lejanía de mi origen?  Yo solo vine a refrescarme, a beber un poco de agua para calmar la sed no para quedarme a vivir. De que sirven mis estrategias, mis programaciones, la alocada cuenta de mis deberes, el rugido argumento de ese hombre que es tan respetado y temido. Cuándo me desarma una canción que resume el universo en una nota y no poder explicarlo. Cuándo un motor se apaga y se queda en medio del río dando vueltas a su merced. Cuándo una mujer ticuna reza en lengua y el cielo le responde en trueno. Cuándo sin didácticas especificas ni métodos pedagógicos especializados de enseñanza del arte los niños aprenden para la vida no para al producto, no para el ser o el tener, por que ellos ya son, ya tienen.  Qué gran riesgo se corre cuando uno sigue en la lamentable tarea de evangelizar, de iluminar con la redención del “proyecto de vida”…  como si uno tuviera muy esclarecido ese asunto.

La maloca siempre esta esperando,  solo falta dejar afuera las pretensiones, bajar un poco para poder ascender un mucho. La maloca que alberga las danzas, los cánticos, el sonido del menguaré que reverbera  -por suerte- en el pecho del que lo vive, el mámbe que conecta, vincula orienta y protege y sobre todo la palabra que nos da vida que nos sigue haciendo posibles.
Y luego cuando ya el ruido fundado muere en la apacible noche de ranitas venenosas y zancudos kamikaze; cuando no hay quién vea, cuando toda oscuridad es cómplice y cualquier asomo de luz no ilumina sino que enceguece y señala, cuando el cansancio se sienta a tomar el sereno y el afán se anula, algo empieza a alebrestarse, a retumbar en la cabeza, conflagra el pecho, nos eleva sin necesidad de crear alas; es el descubrir que la Maloca ahora es uno mismo.

Carlos Andrés Restrepo Espinosa


sábado, 2 de junio de 2018

SIBILINO


Macumba ba ba, olotre le le tre truhán tu vas
A jode Kalamari yoba escrabo yo gabo chambelé
Ni you ni yo, encalambre carcamal; ascende tumulto.
Barbarismo esquisitismo, yoruba ba ba.

Curaca, camina descalza la luna sobre el tabaco
Hierve el agua roja de chuchuguaza,
Repletos de ánimo los huesos estallan
Y las blanduras se menudean.

Tierra de fuego ocultas tu hielo en los astutos
Lugarejo de entrambos presagios, vives a la espera
De la mujer viajera que costura sueños.

Garbarini, gárgola, gandul, ganoso el sol
Nos siembra semillas de luz en las ideas
Saca jaraima jeraco della, buchi tru caiba
Mo ode buchi ome tuanita.

Je suis Ambacheque.

Miss, terio, gorja en el trampolín
Nadie salta, todos altos pocos bajos,
Ta-ta-ta… taaaan.
Zumba que te zumba el tín tín tán.
A media noche se cuecen los epitelios.

Tucupi ji ji ji, pícame la lengua
Pícame el hueco entre el pecho y espalda
¿Qué me esta quedando de tanto amarte
País de abuelos dormidos y sordos?

Ne me quitte pas

Andrés Restrepo



LA VIDA EN ROSA

- ¿Cómo le parece pues la propaganda que nos montaron aquí? - Me dijo el burro carretillero del pueblo mientras señalaba con sus labios en f...