miércoles, 3 de mayo de 2017

ANGEL




Los ángeles son criaturas celestiales que fueron creados a la par con la fundación del mundo, carece esta columna de datos específicos de dicha creación, la hora y el lugar y cuáles fueron los primeros y quien los hizo, lo que se puede afirmar por cuenta de la angelología, es que estos seres hechos de algo inmaterial, es decir que están hechos de nada, tienen el deber de asistir a Dios. Están presentes en el cristianismo, el judaísmo y en el islam.

Como son seres de extraordinaria pureza Dios los ha destinado para la protección de los hombres asignando a cada mortal uno de ellos, algo así como un guardaespaldas que es conocido como ángel de la guarda o ángel custodio, existen otros que son los ángeles caídos, según cuentan son todos los que siguieron a luzbel, cuando se rebeló contra Dios, esos ángeles viven aquí en la tierra y dada la carestía tuvieron que buscar empleo junto a los mortales, deben estar haciendo trabajos domésticos u holgazaneando, no comen ni se procrean y además son eternos viven muy aburridos y para entretenerse asesoran a los políticos en cuestiones de dudosa moral y todas esas cosas políticamente correctas.

Hay tres jerarquías o esferas de ángeles, en la primera se ubican los serafines, querubines y tronos, en la segunda las dominaciones, virtudes y potestades y en la tercera los principados, los arcángeles y ángeles, me centraré en tres de estos seres, la orden de mayor jerarquía son los serafines encargados del trono de Dios, ellos tienen tres pares de alas, con ellas se cubren desde la cara hasta los pies porque el brillo de su jefe los puede dejar ciegos y para eso tienen esos emplumados apéndices, hacen parte de esta misma jerarquía los querubines que son los guardianes de la luz y las estrellas, estos tienen dos pares de alas.

En la tercera jerarquía están los arcángeles estos atienden el departamento administrativo de los cielos y se entienden con los esfuerzos del hombre, los que más han remojado prensa son Miguel, el encargado de la guerra y la seguridad celestial, muy diestro enel uso de la espada y enemigo acérrimo de Luzbel, su hermano preferido cuando esté vivía en el cielo, Rafael quién es el encargado de la salud, el sanador de Dios, en caso de que Dios se enferme, también ha sido traducido del hebreo como medicina de Dios, Rafa tiene la virtud de ser accionista de muchos hospitales que llevan su nombre y por último tenemos al arcángel Gabriel que es el que hace los mandados, es él quien más trabajo tiene a lo largo de las historias bíblicas: Que vaya y le dice esto al profeta Daniel, que sale de ahí y se va para donde Zacarías y Marta y les lleva la buena nueva del Bautista, de paso se trae unos “pandequesos” de donde Jaime Henao,  de ahí se va a revelarle a Mahoma el capítulo 96 para que lo incluya en la edición del Corán…y que ojo le queda mal a María y que cuidado la deja esperando.

Finalmente están los ángeles, la orden inferior de la jerarquía angelical, estos son los que más se entienden con los hombres y sus asuntos,  tienen apenas un par de alas.

El veinticuatro de diciembre del año pasado llegando a la esquina del pollo farsante un local comercial que ha servido de referente geoespacial para los residentes de Jericó, me encontré con el único habitante de la tierra que goza de hacer parte de dos de las jerarquías angelicales, incluso siendo dos entidades de la tercera, aunque parece caído del zarzo no es un ángel caído, tras el encuentro me saluda con un gesto noble y me ofrece su sonrisa diáfana.

No nos veíamos hacia un buen tiempo y en cuanto me vio se levantó del quicio donde suele estar sentado y vino a mí con los brazos abiertos, le dije: ¡hola Querubín!, simultáneamente otra persona que pasaba le dijo:¡adiós Serafín!, enseguida tuve un pálpito, pues cuando él iba a mi casa a llevar algún mandado me decían: recíbale el encargo a Ángel, esta revelación de repente me sacudió, sentí como los vellos de los brazos se me erizaban y empecé a ver a este personaje común y doméstico como a un ser extraordinario y fuera de lo normal.

Me tendió los brazos y sonrío, le di un abrazo de lado, un prendedor de fantasía en forma de cruz le bailaba en el bolsillo de la camisa y despedía destellos como anunciando aquel estado de agnición en que yo iba a entrar, noté que su ojo derecho había perdido la luz pero el izquierdo brillaba por los dos. Este personaje tiene la virtud de sonreír al mismo tiempo en que habla, es honesto, inofensivo, trabajador y hace mandados, tiene el poder de la ubicuidad, por donde uno pasa ahí está, manías de los ángeles.

Su nombre terrestre es Ángel Hernández Peláez, de los Hernández de toda la vida, dos hermanos suyos Gabriel y Emilio fueron cantantes, Emilio fue integrante del trío de Hoy, muy reconocido en el país en los años cincuenta, grabaron varios discos y acompañaron en varias oportunidades a Lucho Ramírez, una de las voces más prolíficas del bolero y el bambuco en Colombia.

Ángel tenía una casita por la calle de Andes, vivía con su hermana Lucila hasta que ella se fue a vivir a la capital, desde entonces Ángel quedó rodando por ahí. Su principal labor era la de blanqueador o pintor de cal,  donde veía una pared con manchas y humedades aparecía ofreciendo sus servicios, cogía las goteras, empañetaba y dejaba impecables los frentes de las casas de la gente que para entonces se esmeraba en corregir sus máculas.

Al cabo del tiempo, sin alientos y sin quien le contratara se dedicó a hacer mandados, nunca ha pedir limosnas, intercambia servicios por comida o pantalones que le quedan marraneros y zapatos que nunca le combinaban.

La gente por afecto empezó a nombrarlo de las tres maneras mencionadas; ahora pienso que su oficio actual es el de ser Ángel, trabaja en una comunidad compleja recordando la humildad, el servicio y la honradez, es un infiltrado de los cielos, hace poco estuvo viviendo en Medellín y regresó a su pueblo, yo creo que haciendo uso de su jerarquía de Serafín fue a dar una vuelta por el trono celestial y de repente se vio con su jefe y al no alcanzar a desplegar una de sus seis alas no cubrió su cara y semejante destello divino arrebató la luz de su ojo, querubín, pensando en lo caro que le había salido ese saludo decidió regresar al pueblo que le vio nacer, quizás convencido de que es el lugar que espera le vean morir.



CARLOS ANDRES RESTREPO ESPINOSA

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