Corazoncito de hule,
medroso,
habitación dónde todo lo que entra
desaparece.
Cobarde ante el influjo
de mi voraz beso,
Niña timorata
Te administra.
Corazón pusilánime,
que sabiendo de mi amor
sus sinsabores,
elige el sabor,
de lo posible.
Yo quemo y eso es todo.
Estoy vacunado
contra los infartos
Y eso es nada.
Corazón medroso,
podría abandonar
la pulsión
de mi última
diastole.
por verte correr
Junto a mi.
Pero te alejas
fatigado y jadeante
con tus veinte años
de rezongos
a cuestas
y sin heridas
en el costado.
Andrés Restrepo
No hay comentarios:
Publicar un comentario