martes, 24 de diciembre de 2013

Cuentecillo

Era el sueño del arlequín, no el mío.
Que a a mi esas huestes no me quedan
 Mi batalla es menos pretenciosa -dijo el pequeño
Mientras balanceaba sus pies sobre la tarde-

Era el sueño de un amigo que está arto de su mujer ,
Y se sentía mal, pues la culpa fue su enseñanza favorita,
Yo sólo le dije, que aquel que no esté cansado de su mujer
Arroje la primera piedra.
Y al decirlo Juanita pasó en bicicleta por el andén de enfrente
Y me miró con cierta sinceridad que sentí revoloteo de pájaros en la frente
Y ganas de morderme la lengua y de esconder la mano.

Mi amigo pensó en su Cristo interno y la hematohidrosis se hizo presente,
El es creyente de amores eternos y purgas perpetuas, el es así, y su papá también lo fue y el padre de su padre y todos los ancestros y desde el en adelante sentenciados los que habrán de venir.
.
Yo cansado de la tarde de aguaceros
Me dispongo ataviado de ruana y circunstancias
A caminar de frente al olvido
Con mi memoria intacta y las huesos de la piel
Humectados de aloe vera y mejorana.

Después de mi no habrá más muerte que mi silencio
Y más olvido que mi sonrisa
Vapuleando la tremenda hojarasca de serios
Tripulantes del miedo...

Yo capitán al mando de mi nefasta
Soledad de burdel.

Y a mi amigo le propuse que nos viéramos
En el bar de la esquina dentro de treinta
Años, cuando crezca un poco
Y haya salido varias veces con Juanita
Así la experiencia me permitirá
Juntar palabras para saber que decirle
Y no jugar al Cuentecillo inconcluso.

Pedaleando con fuerza mi triciclo
Me Alejo de los sueños ajenos.

Carlos Andrés Restrepo Espinosa
Jericó 24 de diciembre de 2013

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